El big Broder

Como era de esperar las promesas eran solo eso, promesas de campaña.

Se reventó la burbuja y el mal gobierno de los Arias queda cada vez más desnudo: aumento de la pobreza y de la desigualdad social, en medio de una crisis en la que el gobierno no sabe qué hacer.

Un gobierno totalmente deslegitimado, y además, ilegítimo desde antes que empezara. Cuyo único proyecto es el TLC, un gobierno neoliberal que no tiene ningún rumbo y tan cuestionado como ningún otro.

Éste es, además, un gobierno autoritario, o como diría el mismo Arias: “Tiranía en democracia”, que gobierna a punta de decretos escritos a media noche y con criterios empresariales, orientados a los buenos negocios a costa del medio ambiente y del trabajo nuestro.

Son muchos los ejemplos: Sardinal, las mantos acuíferos del Barva, las marinas, la minería a cielo abierto, el desastre que han caudado los hoteles en las zonas costeras, y en todos ellos las comunidades y el ambiente salen perdiendo, y por mucho.

Por eso, es que los sindicatos empresariales, y el gobierno neoliberales que los representa a ellos y a sus intereses , le temen a las comunidades, le temen a la democracia, le temen a las consultas populares, porque son demócratas de pacotilla, su democracia llega hasta sus billeteras.
Van de muy demócratas, hasta que sus intereses económicos se ven amenazados. Esos empresarios, y sus sindicatos, son los mismos que se declaran democráticos, pero no permiten sindicatos en sus empresas.

Son los mismos que declaran demócratas pero son los mismos, que valiéndose de sus influencias en el gobierno, destruyen el ambiente con proyectos que en nada convienen al país.
Por eso se oponen a la participación popular, porque son demócratas de la billetera para afuera, porque la verdadera democracia, esa de abajo, saben que es incompatible con sus intereses capitalistas.

Y precisamente ese es el límite en la corrompida democracia tiránica de los Arias, el límite y con todo descaro lo dice Rodrigo Arias es ese, que los buenos negocios no se alteren por la voluntad popular…

¿Cuál es el problema de consultarle a la población si un proyecto le conviene o no? ¿Por qué le tienen tanto miedo a la gente los empresarios?

Finalmente, es necesario también mencionar, el vergonzoso silencio de la fracción legislativa del PLN… y aunque no se podía esperar otra cosa, hay que decirlo, esa sumisión resulta absolutamente vergonzosa.

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