Estas declaraciones de la diputada ¿independiente?, Evita Arguedas, constan en el acta del plenario legislativo del 14 de enero de 2008, cuando se cumplió con la formalidad (entre comillas) del trámite para la aprobación de UPOV, una de las leyes más nefatas que exige el imperialismo norteamericano para dejarnos ser parte del megatratado anexionista que los expertos (también entre comillas) del establishment suelen mal llamar TLC.
Evita Arguedas, como cada vez que interviene, en defensa de no sabemos qué libertades, suele demostrar que a favor de las libertades, no está.
Como siempre, vamos por partes.
Dice la diputada Arguedas que la Asamblea Legislativa es la Casa del Pueblo, pues bien, nosotros nunca hemos llegado a nuestra casa y nos hemos encontrado con un cerco policial para poder entrar.
Tampoco en nuestras casas, tenemos a oficiales de la Dirección de Inteligencia y Seguridad mandando, persiguiendo gente y sacando gente porque sí.
En nuestras casas no dejamos una sala sin aire, sin visibilidad, y a oscuras. Suponemos que doña Evita en su casa, a menos que tenga un cuarto de tortura, no tiene un lugar tan feo y desagradable para recibir a alguien, como lo son esas barras en la asamblea legislativa.
La Asamblea Legislativa, no es ninguna casa del pueblo. Sencillamente porque los señores diputados han demostrado no ser pueblo. Son, a lo sumo, una manada de esbirros que se dedican a levantar la mano para aprobar proyectos que favorecen los intereses del capital foráneo.
Y es que el lunes nuevamente quedó demostrado al país que estos diputados del G-38, no discuten, no hablan, ni dicen nada, simplemente levantan la mano. Da vergüenza que en un parlamento, que se dice democrático, no haya ni cinco minutos de discusión.
Es más, el lunes pasado, algunos diputados, ni siquiera se enteraron que llegó el momento de votar, menos de lo que votaban, les dieron la orden de votar y eso fue lo que ocurrió, votaron mecánicamente.
Doña Evita su casa, no es mi casa. Su casa, es la casa del capital extranjero, de los intereses empresariales, de los intereses egoístas, es la misma casa de los grandes empresarios que no les interesa el medio ambiente, que no les interesa que la gente se muera de hambre. Esa doña Evita no es nuestra casa.
Continúa la diputada ¿independiente? Diciendo que se puede “ir a ver y a oír”, como en el cine… Como la diputada es toda una demócrata, no dijo participar u opinar. Ver y oír, esa ha sido la consigna de este gobierno y todos sus esbirros, incluida la diputada Arguedas.
Y para cerrar con broche de oro.
Al mejor estilo de Pinochet, Videla, Stroesner, Franco, Somoza, y otros tantos dictadores que han desfilado con sus ejércitos sobre nuestros pueblos, la diputada pide orden y disciplina.
¿más democracia? ¿participación popular? ¿diálogo nacional? Orden y disciplina, es lo primero, y creemos que para ellos es lo único, porque Arguedas, al igual que muchos de los políticos que mal gobiernan este país, son solo ovejas vestidas de demócratas, pero realmente son aspirantes de dictador.