“Se van, cagados. Tienen miedo, muertos de hambre; matones, maricas, sólo les pegan a las mujeres. Vengan y nos damos de hombre a hombre, cobardes, gallinas. A los delincuentes les tienen miedo”, les gritaba la turba de vendedores ambulantes a la cuadrilla de la Policía Municipal de San José, mientras salían del bulevar a la altura del Parque Central.
Durante más de dos horas el bulevar de la avenida 4 se transformó ayer de un mercado de venta de toda clase de chucherías en una zona de guerra entre los vendedores ambulantes, y la policía municipal en un nuevo episodio de enfrentamientos entre ambos grupos.
La lucha sin cuartel inició pasado el mediodía, cuando un grupo de policías municipales trató de dispersar a los vendedores en los alrededores del Mercado del Antiguo Registro Civil. En un momento pasaron a los golpes.
Según comentó a DIARIO EXTRA el empresario Rónald Paniagua López, todo inició así: “Ella sólo estaba bineando a la par mía, cuando entre tres municipales le comenzaron a golpear; le daban y le daban sin contemplación. Mientras que unos la sujetaban, una gorda mujer policía le daba y le daba, hasta que uno de sus colegas se la quitó, porque la iba a matar”, sostuvo.
Agregó que en esos instantes el resto de vendedores se dio cuenta de que le estaban pegando entre varios a una mujer, esto los llenó de indignación y comenzó la gresca; los gritos, insultos, puteadas, maldiciones y toda clase de frases soeces, usadas tanto en Costa Rica como en Nicaragua.
Los comercios establecidos, tiendas, restaurantes y el mismo mercado, bajaron las cortinas metálicas y cerraron para evitar disturbios, pero esto más bien enfureció a los ambulantes, que golpearon y patearon las cortinas.
Hasta se escuchó el impacto que provocaron algunas piedras que se estrellaron contra las paredes de los comercios.
Desde ese momento, al forcejeo se sumaron los vendedores ambulantes de todo el bulevar y pidieron refuerzos a los de las otras zonas. Lo mismo hicieron los municipales: Todas las parejas, distribuidas por todo el cantón se desplazaron al bulevar en un decir amen y fuertemente armados, para contrarrestar a los ambulantes que, en su mayoría mujeres y de origen nicaragüense, estaban furiosos.
Durante más de una hora los ambulantes enjacharon, gritaron improperios y les reclamaron a los policías municipales que esa no era una forma de tratarlos y mucho menos entre varios golpear a una mujer que ni siquiera estaba en el grupo que inició la bronca.
Mientras que esto sucedía, la mujer golpeada se retorcía en el suelo por lo que los policías le hicieron una cadena humana para que nadie de sus compañeros la auxiliara y mucho menos contara quién la había agredido.
Unos 20 minutos después llegó la ambulancia al sitio —en la acera del Mercado Antiguo Registro Civil— atendió a la mujer y la trasladó al hospital San Juan de Dios, sin embargo esto no calmó las molestia, sino las aumentó.
Los ánimos se caldearon más cuando llegaron mas vendedores, familiares de la mujer golpeada, y se sumaron algunos de los transeúntes.
Fue así primero los municipales equipados con escudos, cascos comenzaron a empujarlos hacia la iglesia La Merced y lanzaron gases lacrimógenos, provocando una trifulca que se postergó por una media hora.
Sin embargo, los molestos vendedores no se acobardaron y comenzaron a avanzar hasta que los policías municipales tomaron la decisión de retirarse de la zona y así evitar el derramamiento de sangre, golpes y afectar más al comercio, que había sido obligado a cerrar sus puertas.
Para lograr la normalización se dieron cita al lugar oficiales de la Fuerza Pública, quienes mediaron en el conflicto, para evitar que los vendedores persiguieran a los municipales para enfrentarse de nuevo a los golpes y las pedradas.
Ya a las 4 de la tarde la tranquilidad había regresado al bulevar y los vendedores de discos pirateados y bisutería estaban de nuevo ejerciendo su ilegal negocio.
Fotos: Oldemar Siles/Víctor Benavides