“Se pondrían en riesgo las inversiones actuales y ciertamentente tornaría en muy inciertas las futuras, todo en perjuicio del país, de su seguridad alimentaria y de la democratización en el reparto de la riqueza (…) nos oponemos a todas las medidas irracionales, incovenientes o inoportunas iniciativas ambientales que pongan en peligro la producción nacional. (…) pedimos al señor Presidente (…) que vete en su totalidad la mencionada iniciativa legal por razones de oportunidad y constitucionalidad, llevando un mensaje de paz y tranquilidad al sector productivo”.
ALVARO SAENZ SABORÍO, Presidente de la Cámara Nacional de Agricultua y Agroindustria.
Este maravilloso derroche de discurso democrático de uno de los sindicatos empresariales del país, se refiere a la modificación a la ley Orgánica del Ambiente. Dicha modificación fortalece los mecanismos de participación ciudadana en materia ambiental, dando a las comunidades la posibilidad de decidir si quieren o no un proyecto que podría dañar en medio ambiente.
O sea, se trata de un avance en materia de democracia. Y desde cualquier punto de vista se trata de una ley que resulta en un avance, pequeño, pero avance a fin de cuentas del derecho que tenemos de decidir si un proyecto, sea de quien sea, nos beneficia, o no, como comunidad.
Bueno desde cualquier punto de vista, como ya hemos escuchado, para lo empresarios se trata de un peligro, de un riesgo según dicen ellos.
¡Qué interesante que más democracia, que consultas populares, sean un riesgo al desarrollo y las inversiones!
Los empresarios creen correr peligro porque podrían ser PRESAS, si escucharon bien PRESAS, de los denominados procesos de consulta pública para temas ambientales…
Ellos creen que estarían a “… merced de radicales ambientalistas, o de un populismo exacerbado, con el peligro que ellos implica”.
Los sindicatos empresariales van con un discurso de fenomenales demócratas, dicen que se preocupan por el Estado de Derecho, pero su talante democrático se termina cuando les tocan el bolsillo.
Porque hasta ahí les llega la democracia.
Esa careta democrática solo les sirve para proteger sus intereses económicos.
A la participación popular, a la toma de decisiones por parte de las comunidades, le llaman populismo, lo llaman irracionalismo…
Pero a su doctrina destructora, a su idolatría por el mercado y el dinero, le llaman desarrollo.
Ellos son los responsables del desastre que vivimos, porque sencillamente nunca se han preocupado por proteger el ambiente, solo se han preocupado por saquearlo irracionalmente para forrarse de dinero.
Se oponen a la consulta, se oponen a que el país avance en materia de democracia, pero no nos extrañemos porque para mantenerse en su posición económica privilegiada necesitan que las cosas no cambien, necesitan que la democracia se reduzca a un circo cada cuatro años, donde uno de sus monigotes se proclamará presidente para iniciar otros cuatro años de saqueo y destrucción ambiental.
Este es su verdadero rostro “democrático”, donde la democracia sirve únicamente para mantener los privilegios de una clase social, que claramente no es a la que nosotros y ustedes pertenecemos.
Justamente por eso, se hace necesario defender esta ley, esta pequeña posibilidad de protección de los derechos de la naturaleza, de las comunidades, este pequeño intento por sobrevivir ante la barbarie capitalista.
Una minoría, una clase social, un grupo de empresarios agrupados en su sindicato, los dueños, los patrones, pretende que se vete una ley que nos beneficia a todos, que insistimos fortalece la democracia.
Está en todos nosotros y todas nosotras defender este avance, ellos son poderosos, pero al fin de cuentas son una minoría.
Y de paso les informamos que esto, se llama lucha de clases, y no se acabó, como anunciaron felices hace casi veinte años cuando se cayó el muro de Berlín.