Golpe de Estado en Níger

Golpe de Estado en Níger

El golpe de Estado de este jueves que derrocó al presidente constitucional de Níger, Mamadou Tandja, y que produjo un fuerte descontento político en la población, se realizó por las presiones occidentales contra el mandatario legítimo.

El motivo aludido, como ya ocurriera en Honduras, es el referéndum constitucional del pasado 4 de agosto, que había permitido la prolongación del mandato presidencial de Tandja a pesar de la oposición del Tribunal Constitucional.
No obstante, según varias fuentes, el verdadero motivo es la oposición de EE.UU., Francia y otras potencias al rumbo que estaba llevando el gobierno del presidente Tandja.

Los militares estaban particularmente disgustados con el presidente por haber “comprado la paz” en el norte mediante la firma, el pasado mes de octubre, de un acuerdo que, a su juicio, era demasiado beneficioso para los rebeldes tuareg del Movimiento de Nigerinos para la Justicia (MNJ).

Esta guerrilla se alzó en armas en 2007 para poner fin a la explotación del uranio por parte de las multinacionales y para reclamar que el 50 por ciento de los beneficios, al nacionalizar, se destinase al desarrollo de la región. Sin embargo, la población celebró con fiestas en las calles el fin de una guerra impopular, lo que aumentó el prestigio del presidente y la preocupación de los militares, estos sí “comprados” por Occidente.

Los militares detuvieron el jueves a Tandja y a sus ministros después de cuatro horas de combates en los que murieron al menos tres personas. La junta ha suspendido la Constitución y ha ordenado el cierre de todas las instituciones estatales. También había cerrado las fronteras terrestres y aéreas y declarado el toque de queda.

Golpistas entrenados

El golpista coronel Djibo declaró a la agencia de noticias africana APA después de su primera aparición pública: “Estoy sereno, controlamos la situación y hemos creado un Consejo que trabajará para resolver el problema”. Por ello, pidió a la población que “esté tranquila y serena”. Estas palabras se deben a que la furia popular es latente en las calles y ya empiezan a aparecer signos de oposición.

Uno de los tres artífices del golpe es el coronel Djibrilla Hima Hamidou, quien fue portavoz de la junta militar que había surgido del golpe de Estado de 1999. Los otros dos son los coroneles Harouna Adamou, quien comanda la fuerza nigerina de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO), y Goukoye Abdul Karim, antiguo jefe de la Inteligencia militar y portavoz del Ejército y, desde ahora, portavoz de la Junta golpista.

Desde el referéndum constitucional del pasado 4 de agosto, en el que Tandja había conseguido el 90 por ciento de los votos y que condujo a la instauración de la VI República, el descontento de la burguesía local y de la cúpula militar era bien claro en Níger. El ambiente político y social del país, el más pobre del mundo pese a ser uno de los cinco primeros productores de uranio, se había agravado considerablemente, por los constantes ataques de los medios y los políticos de derecha a las medidas del presidente, consideradas “populistas”.

En Níger, justamente debido al uranio, Occidente ha propiciado golpes de Estado con bastante frecuencia. En 1974, el presidente Seyni Kountché derrocó al primer presidente desde la independencia (1960), Hamani Diori. En 1996, el general Ibrahim Barré tomó el poder mediante un golpe de Estado, antes de ser apartado del poder (y posteriormente asesinado) mediante su propia medicina en 1999.

Europa y EE.UU. apoyan a los golpistas

La Alta Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad, Catherine Ashton, pidió a todos los actores implicados que se comprometan “inmediatamente” en un proceso democrático. “La UE comparte la profunda preocupación” de la UA y la CEDEAO por “los últimos acontecimientos y apoya sus esfuerzos de mediación”, añadió en un comunicado. Traducido al castellano, significa que la Junta golpista seguirá en el gobierno y debe llamar a elecciones “libres” cuanto antes, para tranquilidad de las conciencias europeas.

Estados Unidos sugirió que el golpe de Estado contra el presidente de Níger podía ser una reacción al intento de Mamadou Tandja de “permanecer en el poder.” El portavoz del Departamento de Estado P. J. Crowley agregó, con gran cinismo, que la situación sigue siendo “incierta” y que su país aún investiga quién está detrás del golpe.

Afirmó que el golpe podría haber sido debido a la decisión de Tandja del año pasado de extender su mandato, lo que impulsó a Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y otros países a imponer sanciones. Aunque Estados Unidos no aprueba el uso de la violencia, “claramente pensamos que esto subraya la necesidad de que Níger avance con las elecciones y la formación de un nuevo gobierno”, declaró Crowley.

Las sanciones se impusieron por el apoyo del presidente constitucional a las reivindicaciones del pueblo tuareg en el tema del uranio y por una batería de medidas que pretendían mejorar la situación de la economía beneficiando al pueblo pobre, lo que iba claramente en contra de las multinacionales mineras y petroleras, así como de la burguesía gerencial negra que se beneficia de ese colonialismo.

Antecedentes

Las causas del golpe hay que buscarlas en los proyectos que se iban gestando durante el gobierno constitucional, que afectaban a intereses occidentales. Entre otras medidas, el presidente Tandja decretó construir una refinería de petróleo, la construcción de una presa hidroeléctrica sobre el río Níger y sobretodo, anuló la decisión de su ex primer ministro de conceder la explotación por el grupo AREVA francés de una segunda mina de uranio en la región de los Tuaregs, que junto con la que ya funciona en Arlit, haría del Níger el 2º exportador mundial de uranio en 2012, mientra se mantenía en el primer lugar de la pobreza.

Para organizar el referéndum de agosto de 2009, que buscaba la aprobación legal de la población a estas medidas y la prolongación del mandato en 3 años (la simpatía popular ya la tenía), el presidente Tandja tuvo que oponerse a las instituciones nacionales más retrógradas. En una repetición de la situación hondureña, el parlamento, a pesar de estar constituido por diputados de su partido, se opuso al proyecto. A diferencia de Mel Zelaya, Tandja reaccionó disolviendo la cámara y gobernando por decretos.

Las multinacionales mineras no se dejaron amedrentar: el Consejo Constitucional declaró que el referéndum era ilegal, por tanto invalidó el decreto presidencial que convocaba al electorado. Como respuesta, al final de junio, todos los miembros de dicho Consejo fueron reemplazados por personalidades más cercanas a las aspiraciones populares.

Tandja también intervino en el sector informativo privado, imponiendo, a través del Consejo Superior de Comunicación, muchas restricciones sobre las escandalosas actividades de unos medios de comunicación en su mayoría de capital extranjero y que se oponían grotescamente a las medidas del presidente. Esto se daba especialmente en el sector audiovisual, donde se prohibió emitir programación que llegaba a pedir el asesinato de Tandja.

La CENI –Comisión Electoral Independiente- declaró el 9 de agosto, que en el referéndum del día 4, el 92% del electorado había dicho SÍ al proyecto presidencial. La misma Comisión afirma que la participación ciudadana llegó al 68%, excepto en la capital, que fue menor.

Esto firmó la sentencia del golpe. EE.UU. y Europa no iban a permitir que un presidente con esas ideas continúe al frente del mayor proveedor de uranio. Su expulsión era cuestión de tiempo, quizás esperaban que pasen las elecciones hondureñas, para que no se note tanto la similitud del guión.

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