El 24 de febrero del 2020, Jhery fue asesinado por una turba de hombres, matones y cobardes, después de varios días de acoso y persecución contra lxs recuperantes de territorio ancestral Bröran.
Esta turba de matones respondía a las órdenes de los terratenientes usurpadores de territorios indígenas, que se han organizado desde hace ya varios años para ejecutar su brutalidad colonial y racista contra las familias recuperantes de los Territorios Indígenas en la zona sur de Costa Rica, que en su legítimo derecho han decidido sanear y recuperar lo que el poder blanco tanto codicia desde hace más de 500 años: sus tierras.
Hace un año, en el Territorio Indígena dr Térraba, el pueblo Bröran -con el dolor y la rabia ancestral- tuvo que juntar el cuerpo masacrado y sin vida de su hermano Jhery, y lo sembró en su lugar, en su tierra, prometiéndole que su sangre no iba a ser en vano y que su siembra iba a cosechar más rebeldía y dignidad en su Territorio.
De esa turba de matones que golpearon al compañero, ¿quién dio el golpe mortal? Fueron todos, pero hay uno en particular que lo hizo y todo el mundo sabe quién es. No está preso ni juzgado por la justicia no indígena, está libre en total impunidad, confiando en el que el poder del dinero, el poder blanco y racista está de su lado, que el Estado no lo persigue ni le interesa juzgarlo.
Pero los pueblos seguiremos exigiendo justicia, la Justicia Popular, la que no olvida, no perdona, no calla, la que se construye pacientemente hasta que el sol vuelva a brillar para todxs, la que siempre seguirá honrando a las compañeras, a los compañeros y compañeres que han dado su vida para que todos los mundos sean libres y vivan con dignidad.
¡Salud y rebeldía por Jhery!
¡Vivan los pueblos organizados!
¡Jhery Vive!