En la frontera de El Guasaule, Choluteca, agentes de migración han exigido a cada nicaragüense que quiere ingresar a Honduras por razones de turismo o trabajo dejar en dicha oficina una copia de su cédula de identidad personal, supuestamente para contabilizar la afluencia y mejorar la seguridad de los viajeros. Sin embargo, en el trayecto hacia ciudades céntricas del país son retenidos por militares y son obligados a retornar a las fronteras.
Xiomara Álvarez, delegada de migración hondureña de la frontera en Guasaule, dijo a este medio que esa medida se estaba haciendo para su propia seguridad (al referirse a los nicaragüenses) porque la situación de Honduras es insegura después del 28 de junio.
Por su parte Fredy Morazán, subdelegado de migración hondureña en la frontera Las Manos, al norte de Nicaragua, manifestó que “no se está dejando ingresar a Honduras a nicaragüenses que vienen en excursiones y ni grupos grandes porque pueden causar problemas.”
“Iba para El Salvador, y en la frontera las autoridades de migración hondureña me extendieron un documento sellado para poder llegar hasta la frontera con El Salvador, en el camino los militares me regresaron argumentando que ese documento no vale.” Denunció Ricardo Molina, comerciante nicaragüense.
Desde la semana pasada más de 200 ciudadanos nicaragüenses han sido detenidos y entrevistados por más de dos horas, después que funcionarios del gobierno de facto dijera que nicaragüenses están entrando a Honduras para dirigir las manifestaciones y que el gobierno de Daniel Ortega desmintiera a Roberto Michelleti de que tropas del ejército nicaragüense se estuviera desplazando hacía la frontera en común.
Esta medida viola el tratado suscrito por Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, países que componen el CA-4, que establecieron la libre movilidad de ciudadanos de los cuatro países sin mayores trámites de aduana, vigente desde el primero de junio del 2006.