Pese a justificarse bajo la retórica democrática, el gobierno de facto que preside en Honduras Roberto Micheletti responde utilizando la represión frente a todo el que se manifiesta pacíficamente a favor del regreso al país del derrocado presidente Manuel Zelaya.
El miércoles, con balas, carros lanza agua y gases lacrimógenos, la policía enfrentó a decenas de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, que reclamaban el fin de la dictadura. Además, los agentes persiguieron a los manifestantes hasta el interior de la Universidad, y atacaron a su rectora, Julieta Castellanos, cuando intentó defenderlos.
Las manifestaciones se produjeron al tiempo que el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una carta en la que parece suavizar su postura con respecto al golpe, aparentemente en respuesta a un pedido del senador republicano Richard Lugar en el que éste demandaba al gobierno estadounidense que explicara su política hacia Honduras.
Varios legisladores del conservador Partido Republicano han sido críticos de la postura que adoptó el presidente Barack Obama frente al gobierno de facto, y han reclamado revertir esa posición y apoyar al régimen de Micheletti.
En la carta del Departamento de Estado, si bien se critica “enérgicamente” el derrocamiento de Zelaya, no se lo define como un golpe de Estado, y se explicita que no se está considerando adoptar sanciones económicas severas como forma de presión a la dictadura.
“Nuestra política y estrategia de compromiso no está basada en el apoyo a algún político o individuo particular. Más que eso, está basada en la búsqueda de una resolución que sirva de la mejor manera al pueblo de Honduras y a sus aspiraciones democráticas”, se indica en la misiva.
Por su parte, Zelaya criticó desde México las medidas que hasta el momento ha tomado Estados Unidos como la suspensión de la ayuda militar o el retiro de visas diplomáticas a funcionarios clave de la dictadura catalogándolas como “tibias”.
El presidente constitucional, que ha señalado que existe apoyo desde los sectores más conservadores de Estados Unidos al golpe que se gestó en su país, reclamó a Obama un endurecimiento de las medidas.
“Honduras depende en gran medida, estoy hablando del 70, 80 por ciento de su comercio, de su situación económica, de los Estados Unidos. Y Estados Unidos sólo tendría que [cortar con] la actividad comercial, militar y migratoria, para que ese golpe durara cinco minutos”, afirmó.